Tras la rabia y el exilio
los dientes recortados
y las noches difíciles y oscuras.
El eco de los dos
bajo cielos cerrados y lluviosos
y tus dos púlsares negros
arrancando el horizonte
de una caída diferente.
El sonido derramado
de
las gotas de tu piel,
tus pupilas en las piedras
y tu rostro sostenido
bajo el agua y la herrumbre de la tierra,
de los días
y
las noches.
El aire se cierra de golpe,
encoge los pulmones,
se encharca de espumas y cenizas,
cubre tus huesos pegados a la nieve.
Hay
un reducto de amor y pesadilla
cerrando el cielo detenido.
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