Intrusos

toda esa locura rugiente del pasillo
arriba y abajo
a las tres y veinte de la madrugada
esas voces sin cuerpo ni tiempo
que recorren
sus memorias extinguidas
cada noche
esas manchas trasnochadas
más allá de la palabra y del insomnio
que se agolpan en el aire
que persiguen
las ansías de un cuerpo que las calme
se acercan a mí
vienen rotas
y ocultas
cuando duermo
toman aromas ya perdidas
y fragmentos
vierten sombras y
disfraces
en mis sueños
buscando
los golpes de la carne
y el deseo.

Ayer acaricié una voz
también la quise
y le di forma
pude oírla respirar
cerca de mí,
el pasillo es largo
la noche se curva
y al fin
parece eterna.